viernes, 27 de noviembre de 2015

Las profecías autocumplidas

De un tiempo a esta parte estoy trabajando en lo que se llama análisis predictivo.  Se trata de conseguir que nuestra aplicación de gestión, G4100, anticipe algunas magnitudes, como las ventas, previsiones de almacén, intereses de clientes y otras magnitudes que queremos conocer con anticipación.



Predecir de forma científica no es fácil.  De hecho aplaudo los éxitos por ejemplo de la meteorología de los que he hablado en otra ocasión.  

Por supuesto estoy en contra de las predicciones de los charlatanes.  Hay tantas que luego cuando uno acierta parece un milagro.  Pero no, es simplemente casualidad.  Si hay cien adivinos que cada uno predice una terminación del 0 al 99 para el premio gordo de la lotería, alguno de los cien tiene que acertar.  Obvio.

Hoy voy a comentar uno de los problemas que me encuentro al estudiar las técnicas predictivas.  Me refiero a que la predicción modifica los resultados.  Un caso especial es la profecía autocumplida.   Estos días con tantas encuestas electorales la idea está presente en todo momento.  

En el caso de los sondeos se produce un fenómeno medianamente claro.  Las encuestas dicen que el partido X está creciendo de forma increíble.  La gente se interesa por el partido y cada vez habla más de él.  Muchos se apunta a votarlo, por aquello de 'acertar' en su voto.   Finalmente el partido supera a otro contrincante ... ¡al que no han aupado las encuestas!.  ¿Aciertan las encuestas o manipulan?

El voto útil termina de rematar la faena.  Un partido al que mucha gente quedría votar pierde sus votos porque esta gente 'sabe' por las encuestas que no va a salir y por lo tanto su voto 'se desperdicia'. 

Lo mismo ocurre con fenómenos típicos como la moda.  Si en televisión aparecen veinte noticias diciendo que los modistas predicen un otoño de colores malvas, casi seguro que te hartas de ver jerseys malvas en el otoño.  ¿Adivinaron los modistos o fueron los millones gastados en publicidad?  Hay un dato sospechoso: Cuando los modistos aparecen en la tele 'adivinando' que se van a llevar las lanas malvas, ya se han fabricado un montón de miles de vestimentas malvas en Asia.   Fabricación encargada por esos modistos adivinos, claro está.

He visto algunos casos divertidos de profecías autocumplidas.  No cito alguno porque sería fácil identificar al causante y no quisiera que se tomara como una reprimenda.   No, en realidad, no deja de ser una buena técnica de marketing.

Estos días, leyendo un libro de estadística me encuentro con el problema contrario: La predicción conduce al efecto contrario.  Y cita un ejemplo muy claro que yo voy a traducir a nuestro entorno.  

Si vas desde Granada a Orgiva puedes hacerlo por Lanjarón o por Vélez de Benaudalla.   La segunda es más larga, pero tiene más trayecto de autovía, con lo cuál en teoría puedes ahorrar unos minutos.  Es la que recomienda Google Maps.   Ahora bien, ¿qué pasaría un puente si los turistas se dejan guiar por su GPS de forma masiva?  Pues que la ruta mejor tendrá muchos más tráfico y como tiene una parte del trayecto con dificultades para adelantar... ¡hubiera sido mejor no fiarse de Google Maps!.   La predicción era correcta ... ¡hasta que se supo!

Todo esto me lleva al mensaje que quería transmitir en esta breve nota.  

Si tienes medios y publicidad es fácil que tus predicciones acierten, no porque estén bien calculadas, sino porque fuerzas a que se cumplan.   Por otra parte cuando se hacen predicciones serias hay que tener en cuenta ese factor de retroalimentación.

P.D.  Un comentario adicional sobre 'acertar el voto'.   

Estos días los medios  hablan de las próximas elecciones del día 20.  Tengo amigos que presumen de votar a tal o cual partido.  En el caso de las derechas parece ser que hay interés por votar al PP o a Ciudadanos intentando saber quien ganará.  El votante quiere apuntarse el acierto de haber votado al partido que ha ganado.  Así puede presumir de ganador.  En el caso del PP o Ciudadanos creo que el juego es divertido. Total, dicen casi lo mismo, así que es como si votaras al mismo.   Pero en otros casos está el demonio del voto útil y la gente no vota al partido que cree que es el correcto, porque su voto sería inútil.  Así que vota a otro que no quiere.   

El que no vota, se abstiene, desperdicia su voto, claro está (no digo si es bueno o malo, sencillamente lo indico) pero el que vota a otro partido hace algo peor, desperdicia su voto de forma negativa.