viernes, 25 de noviembre de 2016

Falacia ad carpentum

A la hora de la puesta en marcha eficaz de una instalación informática hay muchos aspectos que pensar, evaluar, discutir y concretar con varias personas.  Estoy acostumbrdao a reunirme o dialogar con compañeros, usuarios finales, responsable de alguna parcela, empresarios, asesores, colaboradores y hasta amigos.

Así que es habitual que intercambiemos argumentos a fin de tomar algunas decisiones.

Pues bien, y sobre todo cuando hablo con comerciales, me encuentro a menudo un 'argumento' que me resulta chocante.  Tantas veces lo he vivido que al final hasta le he puesto nombre.  Lo he llamado 'Falacia ad carpentum'.  El que lleve el título de falacia indica que me parece un argumento erróneo.

Recuerdo una de las primeras veces que lo viví.  Intentaba mejorar un proceso en la empresa, eliminando una práctica anterior, pero había una cierta inercia a continuar como antes. Comentaba el tema con el comercial que había gestionado la operación y él apostaba por no cambiar el sistema.  Argumentaba que era bueno el que tenían.  En mi opinión  no había por dónde cogerlo, así que le pregunté porque opinaba así.

Su respuesta fue llamativa:

Este hombre sabe lo que hace porque tiene un Mercedes que vale más de 90000 euros.

Desde entonces he oído lo mismo en más de una ocasión.  Bueno, lo mismo, lo mismo, no.   Parecido.   Otras veces era un Audi y en ocasiones ignoro la marca del vehículo, pero siempre son coches con precios muy altos.  

O sea, si te compras un coche de más de 40000 euros tus pensamientos adquieren una validez superior a los pensamientos  de personas con coches del montón.  Por ejemplo los dueños de coches de unos 15000-20000 euros no razonan tan bien como los de coches de 50000-60000 euros.

Parece que me estoy cachondeando del tema.  Bueno, en parte sí, es verdad. Pero en realidad lo estoy sufriendo. Todos los años me encuentro algunos de estos casos y me cuesta llevar la persona a un terreno más objetivo.  

La Falacia ad carpetum (no sé si me darán el honor de ser su inventor) es una variante de la llamada Falacia ad hominem en la que la verdad o falsedad de una afirmación se asume por la persona que lo enuncia. En este caso es, más concretamente, por el coche que tiene la persona que lo anuncia.

Dejo aquí mi explicación.  Ahora tengo que explicarle a un cliente que implanten el uso de pistolas de códigos de barras porque evitariamos bastantes errores de los que tiene y ahorraría tiempo y costes.   No sé si llevarle una hoja escrita con las ventajas o alquilarme un mercedes para visitarlo.