viernes, 6 de septiembre de 2013

Las tres bases de una buena web

En 2005 decidimos en nuestra empresa darle más protagonismos a nuestra actividad de páginas webs.  Hasta entonces habíamos hecho algunos experimentos y una docena de webs de cierta calidad. La decisión se tradujo en potenciar el trabajo con una diseñadora que ha sido el alma de muchas webs posteriores, disponer de programación y elaborar contenido.  Buscábamos un resultado modesto pero de calidad.   Y creo que con alguna salvedad a partir de la llamada crisis, se ha conseguido

El artículo de hoy lo escribo para comentar un texto técnico que hice en aquel año 2005 y evaluarlo  8 años después.  En ese documento comparaba una web con una casa (entonces no había crisis de la construcción y nuestros clientes del sector eran la envidia del resto), y voy a recuperar la comparación.




En concreto la idea que exponía es que las webs tienen que satisfacer 3 necesidades, que son las siguientes:

- La web debe dejar contento al usuario.  Esto es, debe ser agradable para él y facilitar su uso.  Esto se llama ahora usabilidad. No recuerdo cuando conocí el término, pero en 2005 no lo escribí en ninguna parte del documento.  Así que me reafirmo en la idea pero ahora con un enunciado nuevo:  Hay que optimizar la usabilidad.

- La web debe contentar a los buscadores. Es decir, debe estar organizado para que el buscador trabaje bien con ella y conseguir los resultados adecuados.  Tampoco puse nombre a esto y ahora sí lo tiene:  SEO.  Así que enuncio la frase con la nueva terminología: Hay que optimizar el SEO.

- La web debe estar contenta consigo misma.  O sea, su organización, el contenido, la información que contiene debe ser adecuada.  En mucha ocasiones es lo que garantiza el resultado de los objetivos anteriores. Si esta parte no funciona, la usabilidad y el SEO son artificiosos.

La comparación con las casas era la siguiente:
- Dejar contentos a los inquilinos, que se deben encontrar a gusto viviendo en ella.
- Dejar contento a tasadoras y bancos.
- La casa debe estar bien hecha con cimientos adecuados, buena orientación y buenas calidades.

El tiempo ha refrendando mi dos primeras afirmaciones y las ha divulgado con nombres que ya son populares: Usabilidad y SEO.  Me toca seguir revindicando la tercera.  

La usabilidad es fácil de entender, aunque la palabra no figura de momento en el DRAE (Diccionario de la Rel Acamedia Española de la lengua).   Me resulta difícil sustituirla por otro término, a veces se emplea 'ergonomía', 'funcionalidad' pero con significados algos distintos.  En el fondo lo que se busca es que el usuario vea la página, le agrade, sepa usarla (de forma instintiva, o si queremos intuitiva, sin explicaciones) o sea, se encuentre cómodo con ella.   Esto se consigue con webs claras, con una estética que o coincida con la moda o sea fácilmente asimilable, fácil de leer y con un orden adecuado.  Algunas webs son llamativas en su presentación. La primera vez que las ves causan cierto asombro, pero cuando ves lo mismo repetidas veces cansa y si lo que quieres es busca algo concreto esa presentación llamativa se convierte en un estorbo.  Hace ya tiempo que desaparecieron los flash al entrar, que durante 10 segundos, antes de aparecer la web te mareaban.

El SEO también es fácil de entender.  Lo que todos queremos cuando hacemos una web es que salga la primera cuando se busca el tema en internet.  Si hago una web de Granada me gustaría que al teclear granada en Google salga la primera.   Lo malo es que lo mismo que yo lo quieren otros miles de personas que tienen webs sobre Granada.  Muchos miles (confío en que no llegue al millón).  ¿Cómo trabajamos el SEO? Pues hay que saber cómo funcionan los buscadores (algunas cosas son explícitas, otras hay que adivinarlas) y cumplir con ellos.  Por ejemplo, sabemos que un dato fundamental es que muchas páginas dedicas al término que se buscan apunten a la tuya. Si haces una página sobre caracoles y centenares de webs que se ocupan de los caracoles tiene enlace a tu dominio tienes muchos puntos para salir bien en las búsquedas.  Cuenta no solo el número sino la calidad de los enlaces. Esa calidad se evalúa de distinta formas (nunca está clara totalmente), como por ejemplo por el ranking PageRank, que a su vez depende que apunten a ellas páginas de calidad.  Cuentas más cosas, como que el contenido se presente rápido y que esté bien estructurado, las etiquetas y uso de algunos elementos.  Por supuesto también cuentan, pero negativamente que hagas trampa.  Si Google detecta que has creado enlaces ficticios al tuyo te penaliza. O que has plagiado otra web.   Lo malo es que Google se equivoca de vez en cuando y no es rato que penalice a una web y premie a la que le ha plagiado.

Y llego a lo que para mi era lo más importante de una web y sin embargo aún no está tanreivindicado.  La web... ¡debe estar bien hecha!.  Uy, perdón por la tautología.  Quiero decir, debe tener información y la información debe estar bien estructurada.   No estoy de acuerdo con las webs que tienen cuatrocientas etiquetas sobre caracoles, reciben cien enlaces de webs de caracoles y ... confunden los caracoles con los mejillones.  Voy pues a intentar definir ese bien hecho.

El contenido de la web debe ser lo más exacto posible.  Debe estar bien expuesto y entendible por un amplio público, lo que a veces conlleva a duplicar contenidos con enfoques distintos.  Debe ser original.  Y debe estar bien organizado.  No se debe olvidar que la red, el concepto de web se creó con el fundamento de los hiperenlaces y que se debe facilitar la navegación por todo el contenido de la web.

¿Acerté en todo? No claro,  Hoy tengo que hablar de un cuarto componente: Las webs deben dejar contentas....a otras webs. Ya hablaremos de las redes sociale y otras posibilidades.