viernes, 22 de febrero de 2013

El ábaco

El ábaco es el primer ordenador de que tenemos noticias. Funciona a mano, eso sí, pero se defiende en determinados tipos de cálculos.
Suelse consistir en un conjunto de bolas agujereadas, introducidas en unos alambres  enmarcados.  Es verdad que hace tiempo que ha sido desplazado por las calculadoras electrónica pero su uso no ha desaparecido del todo. Continua siendo habitual en algunos países asíaticos y además se comercializa como objeto de juego o curiosidad.

En un principio los ábacos consistían en una tabla con varias ranuras, para las unidades, decenas, centenas, millares, etc, Cada una de ellas cuales se llenaba con piedras. Diez piedra de una de las ranuras equivalían a una de la siguiente. Posteriormente en vez de ranuras con piedras se utilizaron bolas de madera u otro material enlazadas por un alambre. Los ábacos se fueron modificando poco a poco hasta llegar a los actuales, que, como he dicho, aún se utilizan en varias regiones de Asia. Estuvieron vigentes hasta mediado del siglo XX como una máquina primordial de cálculo. También se utilizaron en las civilizaciones precolombinas.

 File:RomanAbacusRecon.jpgEsta imagen, obtenida de Wikipedia es la reconstrucción de un ábaco romano. Ha sido realizada por el RGZ Museum en Mainz, 1977.  El original es de bronce y está en manos de la Biblioteca Nacional de Francia, en París.

Sobre el uso de los ábacos hay una curiosa anécdota. Es la siguiente. En 1945 un concurso organizado en Japón enfrentó a un soldado de los servicios financieros de la armada, Thomas Nathan Wood, con un japonés empleado de banca, Kisyoshi Matsuzaki. El norteamericano contaba con una calculadora eléctrica de oficina y había sido seleccionado como uno de los mejores calculadores de la armada. El japonés disponía de un ábaco. El concurso consistía en realizar cinco tipo de cálculos que implicaban las cuatros operaciones básicas para ver quién era más rápido en cada una. Ganó el japonés por 4 a 1.

Los ábacos actuales más conocidos están formados por un número entorno a diez varillas, cada una de las cuáles engarza a nueve o diez bolas (el uso de la décima bola no es necesario, por eso muchos la omiten). La primera varilla representa las unidades, la segunda las decenas, luego están las centenas, millares y así sucesivamente hasta donde abarque el ábaco. Los número se representan colocando las bolas adecuadas a un lado del ábaco. Así, para el número 3,045 pondremos 5 bolas en la parte derecha (igual serviría la izquierda) de la varilla de las unidades, 4 en la de las decenas, ninguna en la tercera varilla y 3 en la cuarta o de los millares. Una variante usual de los ábacos emplea sólo 5 bolas por varilla. Una de ellas está separada de las otras cuatro por una tabla que divide en dos al ábaco. De esta forma las otras 4 bolas sirven para las unidades y la bola distinta equivale al número 5 con lo que al combinarse puede construirse cualquier número del 0 al 9.

Una interesante exposición sobre el tema puede encontrarse en: Georges Ifrah. Las cifras. Alianza editorial. Madrid 1987. Una ampliación de esa obra por el mismo autor es Enciclopedia de las cifras, Espasa Calpe. Es más completa que la anterior, pero menos amena.

En un breve relato de ciencia-ficción de Arthur Charles Clarke titulado En el cometa [CGC152] se reivindica el ábaco de forma algo curiosa. Una nave espacial se dirige hacia un cometa y cuando está dentro de su cola, cerca del nucleo el ordenador sufre una avería. Eso supone la imposibilidad de calcular la trayectoria de vuelta y condena a los ocupantes de la nave a la muerte. El problema se resuelve de la siguiente forma: Uno de los tripulantes construye un montón de ábacos que son utilizados por todos para realizar los cálculos necesarios y poder salir de la influencia del cometa.
File:Boulier1.JPG

En el siguiente enlace dispones de un libro sobre el uso del ábaco chino:
http://www.librosmaravillosos.com/swanpan/
 

viernes, 15 de febrero de 2013

¿Por qué nada funciona?

Ayer pasé por una librería y vi en el escaparate algunas novedades de la colección 'El libro de bolsillo' de Alianza editorial.  Un título me llamó la atención: ¿Por qué nada funciona?. Miré el autor y nueva sorpresa, Marvin Harris.  No conocía ese texto de él y dado que Marvin Harris murió en 2004, pensé que podría ser un libro póstumo o una colección de artículos o conferencias.   Pero no, ya con más atención pude leer en la misma portada que era una reedición de su conocido "La cultura norteamericana contemporánea” ya publicado en 1980.  Estuve un rato riendo la ocurrencia.



"La cultura norteamericana contemporánea” es un libro que he regalado en muchas ocasiones.  Es más, escribí hace unos meses en este blog un artículo titulado '10 libros que debería leer un buen desarrollador de aplicaciones informáticas' en el que uno de los libros recomendados era este. 

No puedo decir que el título nuevo fuera una sorpresa, más bien una puntualización.  Pero lo correcto hubiera sido cambiar el '¿Por qué nada funciona?' por otro título mejor: 'Por qué nada funciona'.  O sea, sin signo de interrogación.  Eso es de lo que trata el libro de Marvin Harris, explica las causas de tantas cosas que no funcionan. El lo hace desde el punto de vista antropológico, habría que añadirle algunos aspectos organizativos y otras cuestiones, pero su discurso es fundamental.  Por eso recomiendo el libro, para que las cosas funcionen.   

Algún día prometo hacer una reseña amplia del texto y publicarla, pero mientras, os aconsejo su lectura.

Por si os interesa, aquí tenéis la reseña de la editorial: